sábado, 18 de septiembre de 2010

¿Adiós?

[Vídeo] Santi Rodríguez: Volar en avión

Dentro de unos días viajaré en avión por primera vez. Me pregunto si no estaré malviviendo mis últimos días en esta Tierra. Cada vez que me despido de alguien y me desean buen viaje me pregunto "¿y si es la última vez que veo a esta persona?"

"Te puedes morir cualquier día", me decía un amigo. Cierto, pero siento que tener un billete de avión es como ponerle fecha y hora al deceso.

Ya, es más peligroso viajar en coche, las estadísticas dicen que bla, bla, bla. El problema con las estadísticas es que es complicado comparar los medios de transporte terrestre con los aéreos. ¿Cuántas veces coges el coche en un año? ¿Y el avión? Si lo más peligros del vuelo es el despegue y el aterrizaje (desconozco si es así) esta comparación podría ser más útil que el número de muertes por
kilómetro viajado o por horas de viaje.

Casi todos con los que he hablado, y que ya han volado, me han dicho más o menos lo mismo: "no me da pánico, pero no me hace gracia". Creo que somos instintivamente reacios a despegarnos del suelo. Quizá sea por esa sensación que tenemos de que, si algo va mal, te vas a ir por la posta casi con toda seguridad. Por otro lado, las catástrofes aéreas son profusamente difundidas por los medios de comunicación, con lo que se nos graban a fuego y siempre están disponibles en nuestro pensamiento.

Asumamos que podemos morir (algo nada fácil, ya que nuestro cerebro está hecho para no caer en la cuente de que nos pueden pasar cosas realmente malas). ¿Debería uno despedirse, hacer testamento, etc.? Lo sé, suena bastante ridículo. Hay gente que viaja a menudo, no me los imagino despidiéndose en cada viaje como si fuera el último. No conozco a nadie que lo haga cuando coge el coche. De hecho, dado que te puedes morir cualquier día, estaríamos más tiempo despidiéndonos que viviendo. Parece bastante absurdo, pero. ¿y si tu avión se estrella?

Pienso en aquellas personas que viajaban en los aviones del 11 de Septiembre y que pudieron llamar a su gente para despedirse. Dada la suerte que corrieron es difícil llamarlo "privilegio", pero muchos querrían tener esa oportunidad. Creo que la despedida ayuda a los que se quedan.

Sea como sea, da todo igual. Voy a coger ese avión de todas maneras, y si las cosas se tuercen poco voy a poder hacer. Lo bueno de morirte es que, una vez muerto, no puedes arrepentirte.