domingo, 7 de noviembre de 2010

Tú nunca, tú siempre


Cualquiera que haya tenido una relación de pareja o, en general, una relación muy cercana con alguien, habrá podido disfrutar de una discusión de este tipo:
Uno: Nunca me escuchas, siempre haces lo que te da la gana.
Otro: Eso es mentira, yo siempre pienso en los dos. Eres tú quien que va por libre.
Etcétera, etcétera. Daniel Goleman describe en uno de sus libros una forma mejor de discutir:
"El arte de hablar de forma no defensiva consiste en la capacidad de ceñirse a una queja concreta sin terminar desembocando en un ataque personal. El psicólogo Haim Ginott, el pionero de los programas de comunicación eficaz, afirma que la mejor forma de expresar una demanda responde al modelo "XYZ", es decir, 'cuando dices X me haces sentir Y, pero me habría gustado sentirme Z'. Por ejemplo: 'cuando no me llamaste me sentí despreciada y enfadada. Me habría gustado que me advirtieras de tu retraso', en lugar del habitual 'eres un desconsiderado y un egoísta'".
 Parece que cuando nos enfadamos tendemos a decir las cosas de forma cruel y despiadada, haciendo todo el daño posible. Hay quien, ante las consecuencias que eso puede suponer, opta por callarse. Esos dos extremos no son nuestra única opción, hay todo un abanico de opciones entre ambos. Expresarse de forma asertiva y considerada puede aprenderse, aunque requiere práctica.

Pero claro, hay que dejar el ego a un lado.