lunes, 8 de enero de 2018

Paripé (y II)

Otra característica saliente de los seudoeventos es que dan lugar a otros seudoeventos en progresión geométrica. Ya no se trata solo de las campanadas de fin de año, sino también de los presentadores, de sus atuendos y de lo que la gente opina de dichos atuendos. No es solo la película, es también el estreno y las entrevistas a los actores. No se trata solo del debate, sino del moderador, el formato, la cadena y el plató. No se habla únicamente de las elecciones sino también de las urnas, de su compra y del material del que están hechas. No solo se televisa el sorteo de la lotería sino que además se entrevista a los niños que cantan los números, a los ganadores y a todo el que esté cerca. Y así siguiendo. En definitiva, no solo se centra la atención en el seudoevento sino también en todo lo que le rodea, convirtiendo así más asuntos corrientes e irrelevantes en nuevos seudoeventos.

¿Por qué unos seudoeventos dan lugar a otros? Según Boorstin, porque los nuevos seudoeventos se pueden refinar para hacerlos más interesantes o atractivos (ibídem Boorstin):

Pseudo-events spawn other pseudo-events in geometric progression. This is partly because every kind of pseudo-event (being planned) tends to become ritualized, with a protocol and a rigidity all its own. As each type of pseudo-event acquires this rigidity, pressures arise to produce other, derivative, forms of pseudo-event which are more fluid, more tantalizing, and more interestingly ambiguous. Thus, as the press conference (itself a pseudo-event) became formalized, there grew up the institutionalized leak. As the leak becomes formalized still other devices will appear. Of course the shrewd politician or the enterprising newsman knows this and knows how to take advantage of it. Seldom for outright deception; more often simply to make more “news,” to provide more “information,” or to “improve communication.”
Boorstin ofrece algunas razones por las que los seudoeventos son el contenido principal de los medios de comunicación. La primera, que ya hemos explicado, es que no hay suficientes novedades en el mundo para rellenar un periódico y tres noticieros al día. Otra razón es que los seudoeventos, al ser fabricados, son más dramáticos. Por ejemplo, pueden confeccionarse de formas que aumenten el suspense. También son más fáciles de diseminar y de recordar, ya que se pueden repetir a voluntad y forjar de forma que dejen impresiones vívidas en el espectador. Además son fáciles de masticar, pues se busca que puedan ser comprendidos por todo el mundo. Para ello todo se simplifica y los matices desaparecen, de manera que solo sea obvia la interpretación buscada. Finalmente, los seudoeventos son buen material de conversación y su emisión se puede acomodar a nuestra rutina (por ejemplo, los telediarios de los domingos sirven menos cadáveres y más anécdotas).


Boorstin pensó que el problema con los seudoeventos era que terminaban por sustituir a la realidad. Por un lado, en nuestra sociedad el conocimiento de los paripés se convierte en la prueba que determina si estamos «informados» así que acabamos pensando que los seudoeventos son los únicos eventos que importan. Por otro, las imágenes vívidas eclipsan la pálida realidad. Lo que ocurre en televisión oculta lo que ocurre fuera de ella. Realidad y fantasía se mezclan sin que podamos distinguir una de otra con seguridad. Conceptos como «verdad» y «hechos» se distorsionan y difuminan. No somos engañados completamente pero tampoco puede decirse que estemos realmente informados. Y así, en opinión del historiador estadounidense vivimos

in a world where fantasy is more real than reality, where the image has more dignity than its original. We hardly dare face our bewilderment, because our ambiguous experience is so pleasantly iridescent, and the solace of belief in contrived reality is so thoroughly real. We have become eager accessories to the great hoaxes of the age. These are the hoaxes we play on ourselves.
La era de la información es en realidad la era del ruido. La televisión y la radio aborrecen el silencio y los tiempos muertos, mientras que las webs y las redes sociales buscan actualizar sus contenidos continuamente para atraer visitantes. Todos sabemos que las mejores informaciones y los argumentos más reflexivos requieren tiempo, y que cuánto más tiempo se cultiven más iluminadoras pueden ser las ideas. Por desgracia, los medios de comunicación con los que contamos no pueden soportar pausas de más de cinco segundos o, a lo sumo, unos pocos minutos (¡el espectáculo debe continuar!) así que emiten su cacofonía incesantemente. A esta sucesión de paripés los ciudadanos solo podemos reaccionar, pues no nos dejan tiempo para reflexionar.

3 comentarios:

  1. Muy interesante, como siempre, el tema y la aproximación.

    Pero creo que estás considerando de manera exclusiva la parte más "fea" del fenómeno, si me permites decirlo así. Los pseudoeventos, en cierto, se generan siempre con una intención (ofrecer una imagen, en definitiva), pero eso no significa necesariamente que estén vacíos o no aporten algo. Por ejemplo, que un actor social que se dedica a hacer cosas positivas por la sociedad, genere un evento de este tipo da visibilidad al tipo de actividades e impactos que están teniendo. De vez en cuando, también es necesario que, no sé, Amnistía Internacional genere un informe y dé una rueda de prensa, etc, etc...

    Se suele decir que las buenas noticias no son noticia, pero los pseudoeventos (por utlizar tu nomenclatura) pueden ser también la forma de dar visibilidad al trabajo diario, a los pequeños progresos, a los momentos de recapitulación y análisis. Siempre va a salir en portada la madre que mata a sus tres hijos, pero pocas veces es noticia los millones que hacen lo posible por sacar a los suyos adelante. Los pseudoeventos son la manera de que _algunos_ actores puedan hacer eso. ¿No te parece?

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    1. Por eso dice Boorstin que los seudoeventos no son una mentira completa, pues algunos de ellos sí proporcionan algo de información o son ciertos en parte. Lo que a él le inquietaba, entre otras cosas, era cómo se utilizan cada vez más para precisamente eso que mencionas: ofrecer una imagen. Los seudoeventos son solo la base de la disertación de este historiador sobre nuestra obsesión con la imagen.

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  2. Y justo me acabo de encontrar esto:

    https://www.nytimes.com/2018/01/06/opinion/sunday/2017-progress-illiteracy-poverty.html

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