sábado, 5 de febrero de 2011

Punto final


Dicen que el suicidio nunca es la solución. Quizá eso depende de cómo se plantee el problema. Al fin y al cabo, solo sufres cuando estás vivo. Si quieres dejar de sufrir, morir es una solución eficaz al cien por cien. Sí, hay otras posibles soluciones en vida, pero no tan eficaces, y bien pueden ser totalmente inútiles. Igual que con el dolor físico uno no empieza directamente con la morfina, sino con el paracetamol, es estúpido plantearse el suicidio ante el primer problema. Sin embargo, cuando ya has probado esas otras soluciones y ninguna ha funcionado ¿qué haces?

Dicen que el suicidio es una solución permanente a un problema temporal. Dudoso. Puede que los problemas sean temporales, pero la sucesión de los mismos es permanente. Suspendes un examen y estás unos días fastidiado. Después te deja tu pareja, y sufres unos cuantos meses. Cuando te has recuperado, te quedas sin trabajo. Cuando lo vuelves a tener, enfermas o tienes que someterte a cirugía, y pasas otros tantos meses dolorido. Puede que tras ello muera algún miembro de tu familia; más llantina. Y así sucesivamente hasta que eres un saco de pellejo que no puede valerse por sí mismo ni siquiera para poner el punto final. Estás atrapado. Y bien jodido.

Como puede verse, yo me estoy refiriendo al pensamiento de suicidio originado por el dolor, no por otras causas (miedo, honor, venganza, etc.). Es cierto que si una persona está sufriendo enormemente posiblemente no sea capaz de pensar racionalmente, por lo que no debería tomar según qué decisiones. Pero ¿puede alguien decidir por ti en este caso? ¿Puede decidir sin sentir lo mismo que tú? ¿O puede decidir precisamente porque no siente lo mismo que tú?

Creo que la depresión es como un cáncer, pero solo visible indirectamente (por sus efectos). Igual que con un cáncer, eres diagnosticado y tratado. Igual que con el cáncer, el tratamiento puede funcionar... o no. Quizá te recuperes y estés bien unos años, pero el horror puede volver. ¿Aceptas pasar por todo otra vez, sabiendo que puede repetirse una tercera vez, y una cuarta (y una quinta...)? Sin comerlo ni beberlo te has convertido en una víctima de los castigos de Sísifo y Prometeo simultáneamente.
Pero en la depresión tú puedes decidir si ya has tenido suficiente. Por contra, el cáncer se te puede llevar por la posta quieras o no. No sé qué es peor.

En ocasiones me ha ocurrido que he terminado de leer un libro a pesar de que me aburría enormemente, solo por la posibilidad de que hubiera algo bueno en alguna parte, y no quería perdérmelo.  ¿Merece la pena vivir así, siguiendo adelante esperando encontrar un «buena pasaje» en una retahíla de aflicciones?

Puede que todo sea una ilusión, que la persona sea una víctima de la indefensión aprendida. Al fin y al cabo, nadie puede predecir el futuro. ¿Por qué iba a volver repetirse lo malo? ¿Por qué no iban a cambiar las cosas? ¿Por qué no iba cambiar tu forma de ver las cosas?

¿Por qué en el futuro no iba a poder llover hacia arriba?

¿Por qué no iba a congelarse el infierno?

¿Por qué no ibas a poder decidir «no tener cáncer»?