lunes, 8 de julio de 2013

Meditaciones de cumpleaños

Varios de mis mejores amigos y yo mismo cumplimos años los primeros días del mes nombrado en honor de Cayo Julio César. Eso significa encadenar una celebración con otra y –al menos en mi caso– ensimismarse con el fin de justipreciar la propia existencia. «Una vida sin examen no es digna de ser vivida», que decía Sócrates.
Foto de Will Clayton

La forma en que valoramos nuestra vida en conjunto es una asunto espinoso, lleno de trampas sutiles. El estado de ánimo del momento o eventos significativos del pasado reciente o el futuro inmediato pueden hacer que la «nota final» varíe ostensiblemente. Por el efecto WYSIATI que vimos en las entradas anteriores solo consideramos aquello de lo que nos acordamos. Daniel Kahneman dedica el último capítulo de su libro a la dificultad que supone calibrar la satisfacción vital (el énfasis es mío):
The questions “How satisfied are you with your life as a whole?” and “How happy are you these days?” are not as simple as “What is your telephone number?” How do survey participants manage to answer such questions in a few seconds, as all do? It will help to think of this as another judgment. As is also the case for other questions, some people may have a ready-made answer, which they had produced on another occasion in which they evaluated their life. Others, probably the majority, do not quickly find a response to the exact question they were asked, and automatically make their task easier by substituting the answer to another question.
[...] Norbert Schwarz and his colleagues invited subjects to the lab to complete a questionnaire on life satisfaction. Before they began that task, however, he asked them to photocopy a sheet of paper for him. Half the respondents found a dime on the copying machine, planted there by the experimenter. The minor lucky incident caused a marked improvement in subjects’ reported satisfaction with their life as a whole! A mood heuristic is one way to answer life-satisfaction questions.
[...] Even when it is not influenced by completely irrelevant accidents such as the coin on the machine, the score that you quickly assign to your life is determined by a small sample of highly available ideas, not by a careful weighting of the domains of your life
Para tratar de sortear estos obstáculos el célebre psicólogo Martin Seligman sistematizó su proceso de valoración. Su método consiste en lo siguiente:
«Poco después del día de Año Nuevo, me reservo media hora de tranquilidad para elaborar una "retrospectiva de enero". Escojo un momento en que no existen dificultades ni exaltaciones momentáneas y lo escribo en el ordenador, donde guardo las copias que he comparado año tras año durante la última década. En una escala del 1 al 10 –de pésimo a perfecto–, valoro mi satisfacción con la vida en cada uno de los ámbitos que evalúo, y escribo un par de frases que los resuman. Estos ámbitos, que pueden ser distintos para cada persona, son los siguientes:
  • Amor
  • Profesión
  • Finanzas
  • Juegos
  • Amigos
  • Salud
  • Creatividad
  • En conjunto
Utilizo otra categoría, Trayectoria, en la que analizo los cambios existentes de un año a otro y el comportamiento observado en éstos a lo largo de la década.
Recomiendo este procedimiento a los lectores, pues sirve para concretar, deja poco margen al autoengaño e indica cuándo actuar.»
Obviamente una evaluación de este tipo solo es útil cuando uno tiene claro lo que quiere y las metas a las que se dirige son fijas (spoiler alert: lo que uno quiere y a lo que aspira cambia mucho y más a menudo de lo que pensamos, por no hablar de lo mal que se nos da predecir lo que nos hará realmente felices llegado el momento).

En la retrospectiva del año pasado dije que estaba un poco perdido. Por desgracia no ha habido ningún avance en ese aspecto. Es más, creo que estoy todavía más perdido. Me siento una boya a la deriva, sin aspiraciones ni sueños concretos. De los siete ámbitos considerados por Seligman solo tengo objetivos (si bien algo difusos) en lo atinente a dos de ellos. Para más inri, en los últimos doce meses he descubierto que lo que consideraba virtudes de mi forma de ser en realidad son defectos. Estoy vacío. No tengo nada que ofrecer.

No sé qué hacer, ni si debería hacer algo siquiera. Como decía Jonathan Haidt «no debo entregar ningún examen al final de la vida y por tanto no es posible que suspenda». En ausencia de objetivos podría considerar que –de nuevo citando a Haidt– «todo es un regalo sin ataduras ni expectativas». Pero al intentar adoptar esa aptitud oigo una voz interior que me dice que estoy desperdiciando mi vida, y que es probable que me arrepienta más adelante, cuando ya será demasiado tarde para enmendarlo.

«¿Qué hago con mi vida?» es una de esas preguntas que nadie puede responder por ti. Durante la adolescencia pensé que la respuesta llegaría con la edad. Como no fue el caso recurrí a la experiencia de los demás. A lo largo de los años he leído unos cuantos libros buscando cómo dar forma a mi propio camino, sin éxito. «Tenemos las mismas necesidades que los demás», escribe Julian Baggini al hablar sobre el sentido de la vida, «de amistad, comida, placer, felicidad, éxito, etcétera–, pero estas necesidades varían muchísimo en naturaleza e intensidad de una persona a otra». Y concluye:
«Por esa razón ninguna "guía para encontrar sentido a la vida" puede ser un manual de instrucciones completo sino que sólo puede crear un marco de referencia dentro del cual cada individuo construya una vida que merezca la pena ser vivida.»
Una vida que merezca la pena ser vivida. ¿Cómo se logra eso cuando uno es incapaz de experimentar verdadera satisfacción, fijarse objetivos, ayudar a los demás, comprometerse, creer, cambiar o amar?

Ni puta idea.

2 comentarios:

  1. Que hago con mi vida? Difícil respuesta y ninguna respuesta maestra. Los siete ambitos pueden servir de guía pero hay gente que con tener éxito en uno le basta y le sobra; y hay otros que son felices despilfarrando en otros ambitos no reflejados o por lo menos con mucha sutiliza.

    Hagas lo que hagas es tu vida y merece la pena.

    Ah! Felicidades!!! :-)

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