domingo, 19 de septiembre de 2010

La patada de la grulla

Es el combate final y Daniel Caruso apenas puede mantenerse en pie. Su contrincante ha estado usando golpes antirreglamentarios para lograr la victoria. Uno de esos golpes ha inutilizado la rodilla de Daniel, y éste apenas puede mantenerse en pie. Entonces el muchacho asume la postura de la grulla que su maestro le ha enseñado. Cuando su oponente se lanza sobre él, Daniel le golpea en el mentón con la patada de la grulla, dejándolo K.O. y proclamándose así campeón del torneo.

En mi vida cotidiana veo por doquier la búsqueda de "la patada de la grulla": ese truco sencillo, rápido y maximizador que cambiará nuestra vida. Algunos ejemplos (sin entrar en si funcionan o son solo leyendas urbanas) son: no beber agua en las comidas o tomar la fruta primero para adelgazar, tomar un poco de aceite antes de beber alcohol para no emborracharse... incluso la honda con la que David derrotó a Goliath (este ejemplo no es de mi vida cotidiana).

Hay muchas páginas dedicadas al life hacking, tanto de cosas mundanas del día a día (Lifehacker, Lifehack) como de la personalidad (bakadesuyo). También pueden encontrarse libros al respecto.

No me sorprende la popularidad de este tema, dada nuestra querencia por trabajar poco y ganar mucho. Muchas películas de artes marciales cuentan con un golpe secreto y definitivo. Al entrevistar a grandes figuras se les pregunta por "su secreto", como si para tener un buen tipo bastara con tomar té verde antes de acostarse, o como si para ser el hombre más rápido del mundo fuera suficiente con entrenar sobre césped.

Me temo que sobreestimamos el efecto que pueden llegar a tener estos 'hacks'. ¿Funcionan siquiera? Academic productivity tiene un buen artículo al respecto:
"The essence of a hack is that it works. But do we know they work? How well? How easily can they be adopted? Are they all-terrain hacks? We have no idea. Most of the hacks we all use and learn from the books are essentially untested empirically; most are reported by their inventor to work well in their personal experience.
[...]
But do these techniques really work? The obvious answer is: we still don’t know. Nobody has run any systematic comparison to see whether people using these techniques are in fact more efficient or not."
Mi propia experiencia me dice que el efecto, cuando menos, está sobrevalorado. En el caso concreto de los trucos psicológicos me temo que interpretamos erróneamente los resultados de los estudios científicos, tomando diferencias estadísticamente no significativas como grandes mejoras. También extrapolamos los métodos de forma errónea (un tornillo se aprieta mejor con un destornillador, pero el destornillador usado en el estudio puede que no valga para todos nuestros tornillos).

En el caso de los trucos para adelgazar veo que se pierde de vista el panorama global en favor de los microdetalles. Beber mucha agua forma parte de una dieta, pero no es el motor principal de la pérdida de peso. Por mucho que bebas, no vas a adelgazar si te comes una pizza gigante cada día.

Los pequeños trucos no nos ahorran el trabajo duro y pesado. El Karate Kid original venció el último combate con su patada de la grulla, pero todas las peleas anteriores, las que le llevaron a la final, las ganó gracias a sus dos meses de entrenamiento.

sábado, 18 de septiembre de 2010

¿Adiós?

[Vídeo] Santi Rodríguez: Volar en avión

Dentro de unos días viajaré en avión por primera vez. Me pregunto si no estaré malviviendo mis últimos días en esta Tierra. Cada vez que me despido de alguien y me desean buen viaje me pregunto "¿y si es la última vez que veo a esta persona?"

"Te puedes morir cualquier día", me decía un amigo. Cierto, pero siento que tener un billete de avión es como ponerle fecha y hora al deceso.

Ya, es más peligroso viajar en coche, las estadísticas dicen que bla, bla, bla. El problema con las estadísticas es que es complicado comparar los medios de transporte terrestre con los aéreos. ¿Cuántas veces coges el coche en un año? ¿Y el avión? Si lo más peligros del vuelo es el despegue y el aterrizaje (desconozco si es así) esta comparación podría ser más útil que el número de muertes por
kilómetro viajado o por horas de viaje.

Casi todos con los que he hablado, y que ya han volado, me han dicho más o menos lo mismo: "no me da pánico, pero no me hace gracia". Creo que somos instintivamente reacios a despegarnos del suelo. Quizá sea por esa sensación que tenemos de que, si algo va mal, te vas a ir por la posta casi con toda seguridad. Por otro lado, las catástrofes aéreas son profusamente difundidas por los medios de comunicación, con lo que se nos graban a fuego y siempre están disponibles en nuestro pensamiento.

Asumamos que podemos morir (algo nada fácil, ya que nuestro cerebro está hecho para no caer en la cuente de que nos pueden pasar cosas realmente malas). ¿Debería uno despedirse, hacer testamento, etc.? Lo sé, suena bastante ridículo. Hay gente que viaja a menudo, no me los imagino despidiéndose en cada viaje como si fuera el último. No conozco a nadie que lo haga cuando coge el coche. De hecho, dado que te puedes morir cualquier día, estaríamos más tiempo despidiéndonos que viviendo. Parece bastante absurdo, pero. ¿y si tu avión se estrella?

Pienso en aquellas personas que viajaban en los aviones del 11 de Septiembre y que pudieron llamar a su gente para despedirse. Dada la suerte que corrieron es difícil llamarlo "privilegio", pero muchos querrían tener esa oportunidad. Creo que la despedida ayuda a los que se quedan.

Sea como sea, da todo igual. Voy a coger ese avión de todas maneras, y si las cosas se tuercen poco voy a poder hacer. Lo bueno de morirte es que, una vez muerto, no puedes arrepentirte.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Tan tonta como cualquiera

Hoy he hecho llorar a una compañera con mis palabras. Obviamente no era mi intención. Lo que yo quería era hacerle reflexionar, pero ha habido una confusión debida al contenido de mi discurso junto con la falta de información no verbal característica de la mensajería instantánea.

La he llamado tonta y hipócrita. Dicho así parece lógico que se enfadara, pero no es algo personal. Todos somos tontos e hipócritas, variando únicamente en el grado o el área al que afecta. Jugamos a la lotería pero fumamos. Nos esforzamos en relaciones de pareja tortuosas. Aguantamos en trabajos que nos hacen infelices hasta que nos echan. Nos quejamos de nuestro cuerpo pero no ponemos remedio. Decimos que queremos una cosa pero nuestras acciones demuestran que queremos otra bien distinta (obras son amores...).

Le he recordado algunos comportamientos irracionales de los que hizo gala en el pasado. Supongo que eso ha revivido malos sentimientos en ella. Al enfrentarnos a lo que no queremos oír, cada uno reacciona según su personalidad. Algunos dejan de escuchar, Otros contraargumentan, intentando racionalizar sus actos a posteriori. Hay quien se enoja. En este caso, hablamos de una chica muy sensible y no me soprende que le haya afectado tanto. La aprecio sinceramente, es una de las pocas personas con las que podría pasar horas sin cansarme de ella. Siendo así debería haber tenido en cuenta sus sentimientos y haber medido mis palabras para no herirla., pero no lo he hecho. Porque soy tonto.

Era una discusión basada principalmente en la guerra de sexos. Personalmente, las mujeres me parecen más hipócritas que los hombres, especialmente en la distancia que hay entre lo que dicen que quieren y lo que eligen realmente. En los hombres esa disonancia cognitiva se me antoja mucho menor. Por supuesto que hay excepciones en ambos bandos, pero lo que importa es la mayoría. Los estereotipos se mantienen porque funcionan, es decir, porque aciertan.

Reconozco que yo albergaba algo de rencor hacia esta persona. Sin embargo, no he sido capaz de hablarlo con ella. Me gustaría decirle que me siento un poco decepcionado, que pensaba que teníamos una relación más cercana. En su cumpleaños yo la llamé, le envié un mensaje y le hice llegar un regalo pensado para ella. En mi cumpleaños solo obtuve una promesa incumplida (que se sumaba a otra que arrastraba desde hacía unos meses). Eso es lo que yo siento, lo cual es evidentemente una versión sesgada y egoísta de los hechos.
Mi sentimiento es irracional (¿alguna vez un sentimiento es racional?). Ella es libre de implicarse en el grado que quiera. Si lo hubiera hecho un hombre no le habría dado importancia. Y sería hipócrita hacer regalos de cumpleaños con la intención de que te lo devuelvan. En las relaciones parece que lo correcto es dar tanto como te devuelven, ni más ni menos. Sin rencores.

Todos somos tontos. El problema es que el genoma no puede adaptarse con la suficiente rapidez para darnos un cerebro acorde con nuestro tiempo. Vivir en el sigo XXI con un cerebro desarrollado hace millones de años es como intentar construir un Airbus con hachas y piedras del Paleolítico.

Así que sí, eres hipócrita y tonta. Como yo. Como tu familia y como la mía. Como todos tus amigos y como todos los míos. Como todos los humanos. Pero no es del todo culpa nuestra. Creo que debemos ser conscientes de los defectos de nuestras herramientas cognitivas y hacerlo lo mejor posible con ellas, aprendiendo a compensar sus carencias.

Qué pena que darse cuenta del problema no sea una solución en sí misma.