martes, 27 de agosto de 2019

Life is good

I promise to be the very best
husband and father that I can be.
A completely, utterly honest vow.

–Dexter, S03E12

Me he casado. Esa es la razón tras el silencio de las últimas semanas. Hete aquí que hasta las ceremonias más pequeñas requieren mucho tiempo y dinero. No obstante, ha valido la pena porque, sin duda, mi boda ha sido el día más feliz de mi vida. Suena a tópico pero hasta hace muy poco yo era incapaz de señalar tal día en mi biografía.

Cuando tenía diez años nos encomendaron hacer una redacción sobre el tema para compartirla con la clase. «Cuenta cómo fue el mejor día de tu vida». No recuerdo qué escribí yo pero sí lo que escribió un compañero. Su redacción se titulaba: «el día que me caí en el estiércol». Obviamente, solo quería contarnos lo que le había pasado hacía unas semanas pero la profesora no le dejó, argumentando que si ese era el mejor día de su vida debíamos compadecerle en lugar de escucharle.

Me he acordado mucho de aquella anécdota siendo adulto. Por ejemplo, cuando en algún libro de psicología venía un test o un ejercicio que hacía alusión a ese día que (se supone) todos tenemos. Nunca se me ocurría nada. Solo podía acordarme del estiércol.

Dexter Morgan, family man. All of my previous attempts at human connection have ended in, well, death. And now I have a partner for life. How did that happened? Am I drawn to the safety of belonging or being part of something bigger than me?
Mi madre y yo teníamos la misma cara de camino al altar, mezcla de incredulidad y felicidad. Ella ha estado siempre preocupada porque daba por hecho que yo estaría solo toda mi vida. Yo también lo daba por hecho. Casarse y tener hijos son elementos habituales de nuestros planes de vida pero nunca se me ocurrió centrar mis esfuerzos en ello. Primero, porque no me atraían especialmente. Segundo, porque suponía mucho esfuerzo en pos de un meta sin garantía de ser alcanzada y una recompensa de satisfacción dudosa.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Si el número de milagros en el mundo es limitado con esta boda me temo que hemos agotado el saldo. He contado al menos cinco de ellos. El primero fue que una mujer me encontrara atractivo en varios sentidos. El segundo, que ella, siendo mi mejor amiga, comenzara a verme de forma distinta, lo que no es nada habitual. El tercero, que la relación funcionase bien; yo no apostaba por mí mismo como novio. El cuarto, que la convivencia funcionara, pues creía que sería incapaz de vivir con otra persona y que otra persona aguantara mis rarezas. El último milagro es que mi esposa no me haya expulsado de su vida después de conocerme a fondo y sufrirme a diario.

Que no me merezco a mi mujer es evidente para cualquier persona a los tres segundos de conocernos. No es solo que de los dos ella sea la guapa; es que su belleza juega en una liga varias divisiones superiores a la mía. Es dulce, amable, cariñosa, atenta, encantadora, sociable y generosa. Es de esas personas que echa el azúcar al café y luego lo prueba para comprobar que está en su punto, de las que se preocupan sinceramente por los demás y hacen que te sientas cómodo en su compañía al momento.

En resumen, mi esposa es lo opuesto a mí. Sospecho que todos se preguntan por qué le gusto y por qué me eligió a mí pudiendo aspirar a más. Yo soy el primero que lo hace pero me da miedo preguntarle, no vaya a ser que se dé cuenta de que hay ninguna razón. Mejor dejar a un lado el asunto, por si acaso.

Either way I'm a married man, soon to be a father. But what do I have to offer a child? Just... me. "Demented daddy Dexter." Maybe I'm making the biggest mistake of my life but who's perfect? Certainly not me.
Mi pareja tiene un hijo pequeño. Habrá a quien le incomode criar un cachorro ajeno (o, como he visto decir, jugar la partida guardada de otro hombre) pero para mí es la segunda mejor opción. Digo esto porque una de las razones principales por las que nunca he querido ser padre es porque no podía arriesgarme a que el niño saliera como yo, lo que sería un castigo horrible para la madre, para el niño y para mí. Hay genes que no vale la pena perpetuar.

Ser padrastro es una situación extraña. Creo que tengo poco que ofrecer como padre y, al no ser su progenitor biológico, no creo tener autoridad sobre él ni derecho a educarle. Me preocupa cómo será nuestra relación cuando él llegue a la adolescencia y más tarde, cuando sea adulto. Por ejemplo, ¿me odiará por ocupar el lugar de su padre en casa?

Sure, I'm still who I was, who I am. The question is who will I become. There are so many blanks left to fill in. But right now, at this moment, I'm content, maybe even... happy.
Le dije a una vieja amiga que me casaba y me respondió: «así que la felicidad era posible, ¿eh?». Posible, sí. Probable, no. Afortunadamente, he tenido mucha (¡muchísima!) suerte y aquí estoy, feliz como nunca. Claro que, como es habitual, mi mente no me deja disfrutarlo sin más. Me doy cuenta de que ahora tengo mucho que perder. Me siento feliz a la par que ansioso; es curioso cómo el cerebro puede mantener dos sentimientos opuestos simultáneamente. Procuro centrar mi atención en lo primero y dejar pasar lo segundo, sin forzarlo, paladeando todos los pequeños momentos de intimidad que disfruto con el amor de mi vida. Es gracias a ella que encuentro la vida cada día más gustosa.

And I have to admit, when all is said and done... life is good.