Love is all you need?
False. You need water and rations.
Foto de mabelzzz |
Dance like nobody is watching.Es fácil formar este tipo de frases aparentes. Julian Baggini nos muestra una técnica que podemos emplear para ello:
False. Dancing should be done in a rhythmic, coordinated style regardless of audience.
Don't judge the path I choose to take if you haven't walked the journey I had to make.
False. Firsthand experience is not a prequerisite for criticism, OK? Indeed, objectivity is often helpful, unbiased feedback.
There is nothing to fear except fear itself.
False. Lions.
«Nada confiere con tanta eficacia la ilusión de profundidad como una paradoja que suene a sabiduría. ¿Qué les parece ésta?: «Para avanzar, es preciso retroceder». Intenten ustedes inventar una. Es fácil. Piensen primero en algo que deseen explicar (el conocimiento, el poder, los gatos). Luego piensen en su opuesto (la ignorancia, la impotencia, los perros). Finalmente, intenten combinar ambos elementos para sugerir algo sabio. «El conocimiento superior es el conocimiento de la ignorancia.» «Sólo el impotente conoce el verdadero poder.» «Para conocer al gato, hay que conocer también al perro.» En fin, suele funcionar.»Séame permitido decir de entrada que a mí me han gustado las citas desde pequeño, aunque con el tiempo haya pasado de los proverbios a las citas más extensas que publico en nuestro otro blog, Pérgamo. A juzgar por el número de seguidores de cuentas de Twitter como ifilosofia, y por la cantidad de tuiteros que se dedican a publicar frases del estilo, no soy el único aficionado a las perlas de sabiduría. Me pregunto por qué. Tal vez las usamos para formar un halo de cultura. Puede que las usemos como argumento de autoridad. O quizá nos ahorre pensar por nosotros mismos.
Sea como sea, las grandes citas despojadas de contexto tienen cierto tufillo de sabiduría a lo McDonalds: rápido e insustancial. A menudo resultan pretenciosas y carecen de utilidad, ya que pocas veces mueven a la acción o se traducen en cambios duraderos de comportamiento. Por cada dicho a favor de algo se puede entrar otro de alguien igualmente ilustre que proclama justo lo contrario. Algunas reflexiones nos parecerán banales porque no se relacionan con ningún aspecto de nuestra vida, o porque las englobamos en la categoría de pajas mentales. La brevedad propia de los aforismos hace de ellos un blanco fácil, ya que cuando se condensa una larga disertación en un corto pensamiento es inevitable perder de vista la totalidad proteica del mensaje, llena de matices, advertencias y excepciones. Al leer únicamente las moralejas siempre se corre el peligro de olvidar la abigarrada variedad de experiencias humanas que llevaron a afirmar una cosa u otra. No se nos presentan las premisas, solo las conclusiones, por lo que la única medida de su validez es nuestra propia opinión. Finalmente, hay frases que son falsas o simple y llana tontería.
A mi juicio, un posible uso de este tipo de locuciones es el de antídoto de nuestra forma de ser. Las sentencias que van contra nuestros hábitos podrían acercarnos más a un provechoso término medio. Si somos demasiado conservadores podemos recordarnos que «quien no arriesga no gana». Si por el contrario somos unos temerarios habríamos de tener en cuenta que «los cementerios están llenos de valientes». Etcétera, etcétera. No obstante, como decía más arriba, es poco probable que una frase célebre lleve a una revelación profunda o un cambio sustancial. El efecto de priming que pueda tener probablemente se desvanezca enseguida sin dejar ninguna huella visible.
Yo creo que hay algo placentero en conectar los puntos, ya se trate de un chiste, una ironía o una lección vital reducida a un refrán de pocas palabras. Es como si algo dentro de nuestro cabeza hiciera clic cuando una persona resume de forma concisa nuestro conocimiento intuitivo, ese algo que siempre hemos sabido en el fondo pero que nunca hemos desarrollado de manera consciente.