miércoles, 19 de octubre de 2011

En el fondo del pozo nos encontraremos (I)

«Paciente de 26 años que acude a urgencias por intento de venolisis. Tras conflicitva laboral afirma sentirse desbordada pero que al final se ha arrepentido y ha buscado ayuda.
Escala de Glasgow 15 de 15. FC 56 ppm. Tensión 12/7. Pupilas isocóricas. Abdomen anodino. Laceraciones en cara anterior muñeca izquierda. Negativo para alcohol y drogas. Discurso fluido, coherente, victimista. Hablo con la madre y decide llevársela a vivir con ella de nuevo. Le señalo la importancia de tener un ambiente tranquilo y la inconveniencia de evitar estresores a largo plazo. Se recomienda psicoterapia.
Diagnóstico: parasuicidio.»
Escrito en el típico lenguaje aséptico y deshumanizado de urgencias, el informe de alta contaba de qué manera la desesperada Molly -no es su verdadero nombre- había hecho como que se cortaba las venas. Una forma dramática de pedir auxilio.

Comienza aquí una serie de textos en los que compartiré mis experiencias con eso llamado depresión. Vaya por delante que no tengo ningún tipo de formación psiquiátrica; mi intención es únicamente plasmar aquello que he sentido, oído y leído sobre el tema. Quién sabe, puede que ayude a alguien. Tengo la impresión de que el fondo del pozo anímico anda superpoblado últimamente.

Dado lo triste del asunto y lo poco interesante que pueda resultarle a algunos lectores, publicaré los artículos de esta serie entre semana manteniendo los escritos dominicales para otros temas.

Continuará.

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