«Paciente de 26 años que acude a urgencias por intento de venolisis. Tras conflicitva laboral afirma sentirse desbordada pero que al final se ha arrepentido y ha buscado ayuda.Escrito en el típico lenguaje aséptico y deshumanizado de urgencias, el informe de alta contaba de qué manera la desesperada Molly -no es su verdadero nombre- había hecho como que se cortaba las venas. Una forma dramática de pedir auxilio.
Escala de Glasgow 15 de 15. FC 56 ppm. Tensión 12/7. Pupilas isocóricas. Abdomen anodino. Laceraciones en cara anterior muñeca izquierda. Negativo para alcohol y drogas. Discurso fluido, coherente, victimista. Hablo con la madre y decide llevársela a vivir con ella de nuevo. Le señalo la importancia de tener un ambiente tranquilo y la inconveniencia de evitar estresores a largo plazo. Se recomienda psicoterapia.
Diagnóstico: parasuicidio.»
Comienza aquí una serie de textos en los que compartiré mis experiencias con eso llamado depresión. Vaya por delante que no tengo ningún tipo de formación psiquiátrica; mi intención es únicamente plasmar aquello que he sentido, oído y leído sobre el tema. Quién sabe, puede que ayude a alguien. Tengo la impresión de que el fondo del pozo anímico anda superpoblado últimamente.
Dado lo triste del asunto y lo poco interesante que pueda resultarle a algunos lectores, publicaré los artículos de esta serie entre semana manteniendo los escritos dominicales para otros temas.
Continuará.
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