lunes, 20 de mayo de 2019

¿Experto o cuñado? (II)

En uno de los primeros artículos que publicamos sobre epistemología rescatamos la definición de conocimiento recogida por Platón en su diálogo Teeto, a saber, «una creencia verdadera y justificada». El requisito de veracidad parece de suyo evidente; al fin y al cabo, lo que es falso no puede ser conocido. O, dicho de otra forma, solo se pueden saber cosas que son verdaderas. Respecto a la creencia, la idea que hay detrás es que solo podemos saber aquello en lo que creemos. Por último, la justificación es necesaria porque sin ella podríamos considerar conocimiento conclusiones a las que hemos llegado por azar. Por ejemplo, lanzamos una moneda al aire y decimos: «sé que va a salir cara». Si, efectivamente, sale cara la proposición es cierta pero nadie de nosotros diría que eso cuenta como conocimiento. Es, a lo sumo, una conjetura afortunada.

Sanzio, Raffaello. Scuola Di Atene.

Esta definición del saber es la más conocida y aceptada pero no es perfecta. En 1963 el filósofo Edmund Gettier observó que puede haber creencias justificadas y verdaderas que no son conocimiento. Ilustró su argumento con dos ejemplos:

In the first example, two men, Smith and Jones are up for a job promotion. Smith believes that Jones will get the job, and he believes that Jones has ten coins in his pocket. Because these two sentences involve the same person, Jones, these beliefs also lead to the belief that the man with ten coins in his pocket will get the job. Unbeknownst to Smith, he has ten coins in his own pocket too. When Smith gets the job, it seems fair to state that his belief that the man with ten coins in his pocket will get the job was correct. However, it seems strange to call this belief knowledge since Smith believed the person being referred to was Jones. So it seems that Smith’s belief was false.

[...] In the second example Gettier uses, Smith believes that Jones owns a Ford and he has good reasons for believing this. So, Smith goes ahead and constructs three statements after selecting three random places where his good friend Brown may be located. With any statement that is true, by adding the proposition “or” and a second statement, the new statement is also true. For example: “All unmarried men are bachelors” is true. “Martians exist” is not true. But “Either all unmarried men are bachelors or Martians exist” is true. By using the same logic in the previous example, Smith forms the following statements:

A:Either Jones owns a Ford, or Brown is in Boston.
B:Either Jones owns a Ford, or Brown is in Barcelona.
C:Either Jones owns a Ford, or Brown is in Brest-Litovsk.

Just as in the first example, it turns out that Smith is correct by accident. It turns out that Jones doesn’t own a Ford, instead the Ford Jones has given Smith a ride in was a rental. Brown is in Barcelona. Now, this would seem like a lucky guess, and once again, we would be hard-pressed to call this odd stroke of truth-generating luck knowledge.
Los ejemplos de Gettier se antojan extraños porque en nuestra vida cotidiana no hablamos así. No obstante, son lógicamente sólidos. De acuerdo con las leyes de la lógica, cuando utilizamos el conector «o» basta con que una de las partes sea cierta para que la proposición completa lo sea. Así, frases como «o Silvio Broca es una ameba o la Tierra es redonda» son verdaderas. La conclusión de este autor es que podemos llegar a creer de forma justificada algo que es falso y que la justificación basada en pruebas no elimina todos los casos en los que llegamos a saber por mera cuestión de suerte.

Si las creencias verdaderas y justificadas no son suficientes para calificarlas de conocimiento ¿qué más hace falta? Una posibilidad es que lo importante en realidad sea cómo hemos llegado a albergar dicha creencia:

Since Gettier shows that justified true beliefs fail to count as knowledge, philosophers continue to search for new ways of justifying human knowledge. One of the most prominent ways is to show that it’s the process of coming to know something that produces knowledge. If the process by which one perceives objects is reliable, then we can say it’s the reliability of the process that causes one to have knowledge. This position is called reliabilism.
Reliabilism attempts to explain knowledge in a way that accepts the limitations of human knowledge. It maintains that humans do make mistakes and that our perceptions can be flawed. Because humans are fallible, knowledge that requires certainty should be rejected. Instead, we should focus on the degrees to which our beliefs count as knowledge. For reliabilism, we might have certain knowledge of stuff like mathematics, but our knowledge of everyday interactions with the world should be judged by how reliable our beliefs are produced.
De acuerdo con esta posición filosófica, lo principal no son las pruebas sino la probabilidad de que la creencia sea cierta, y nuestra creencia estará justificada siempre y cuando hayamos llegado a ella a través de un método fiable, esto es, uno que tienda a producir creencias verdaderas (por ejemplo, el método científico). Si este requisito se cumple entonces podremos decir que sabemos algo.

¿Qué significa esto para nuestro cuñado? Significa que para saber no necesita pruebas o buenas razones, todo lo que se requiere es que crea que lo que dice es cierto y que haya llegado a creerlo a través de un mecanismo fiable. Si, verbigracia, leer el periódico o Yahoo Respuestas produjera creencias verdaderas nueve de cada diez veces entonces deberíamos reconocer que nuestro cuñado demuestra poseer conocimiento cuando se deleita repitiendo lo que ha leído ahí.

Sin embargo, no todo método fiable produce conocimiento. Aunque la astrología fuera fiable seguiría sin ser fuente de conocimiento como sí lo es el método científico. ¿Por qué? Porque solo este último está conectado con el mundo externo de forma causal:

Leonard Koppett reliably predicted the rise and fall of the stock market for eighteen out of nineteen years between 1979 and 1998. Using reliabilism, we might be tempted to say that his reliable ability to have predicted the future suggests he had some sort of knowledge about the future. The truth is, however, Koppett was a writer for Sporting News, and he based his predictions concerning the stock market on which league won the Super Bowl. He picked a random event and applied its outcome to an unconnected event, the stock market. Koppett’s beliefs were in no way connected to the stock market, neither causally nor otherwise. So, reliabilism concludes that he didn’t have knowledge.

From the point of view of reliabilism, knowledge results from being causally connected to the world through our reliable belief-forming senses. Predicting the future based on random sporting events is an impressive trick, but it’s not a skill. So, even though Koppett’s predictions were reliable they don’t count as knowledge.
Obviamente, el confiabilismo no es la panacea. Tal como explica Abraham Schwab, que un proceso sea fiable no significa que sea infalible. La falibilidad de nuestro proceso significa que no podemos obtener certezas sino únicamente cierta probabilidad de verdad. Así, algunas de nuestras creencias resultarán ser falsas pero a, cambio, esta postura nos permite creer más cosas de las que estaríamos justificados a creer si el requerimiento para el saber fuera tener certeza absoluta.

Continuará.

lunes, 6 de mayo de 2019

¿Experto o cuñado? (I)

Al estilo de los que hace Jorge Ponce en el programa La resistencia, hagamos un pequeño juego de adivinación. Las siguientes frases ¿son de un experto o de un cuñado?

  • Franco no fue un dictador fascista.
  • Hitler no fue un dictador, fue elegido por el pueblo.
  • El aroma de limón puede prevenir el cáncer.
  • El ladrillo (la inversión inmobiliaria) siempre sube.

Las respuestas correctas son: experto, cuñado, cuñado y experto

El dibujante Pedro Vera define lo que es un cuñado maravillosamente:

El cuñado es un ser perfecto, superior. Un ser de luz, un ente capaz de traspasar océanos con su sabiduría. Sabe de todo y puede opinar de lo que quiera, de cualquier tema que le preguntes. Y response con frases como: "yo tuve un profesor que...". Ese tipo de mierdas.
En nuestra disquisión de hoy trataremos solo este aspecto de tan patria figura, el epistemológico, dejando a un lado las muletillas («esto es como todo», «eso es así»), las frases hechas («diga melón», «¿cómo andamios?») y los superpoderes propios de este ser («eso lo consigo yo por la mitad de dinero»).

¿Cómo obtiene un cuñado su conocimiento? Tomando como ejemplo a mi propio padre, que bien podría protagonizar el libro de Pedro Vera, el cuñado se hace experto en cualquier tema a través de cualquier medio a su disposición: la radio, la televisión, el periódico, las redes sociales, el WhatsApp. Lo sé porque mi progenitor al menos tiene la decencia de citar sus fuentes: «ayer salió en el periódico», «han dicho en la tele», «¿no has visto el whatsapp que dice...?», y así siguiendo. También adquieren conocimientos a través de otros cuñados en sesudos debates a orillas de la barra del bar o su equivalente digital (los foros), así como por la tradición («esto es así de toda la vida») y la propia experiencia vital del individuo («siempre lo he hecho así y me ha funcionado bien»).

Después de un tiempo participando en un foro en el que los temas a discutir son los mismos una y otra vez me dí cuenta de que el cuñado utiliza un modelo simple de estímulo-respuesta, es decir, ante una afirmación concreta este ser responde con una contraria que ha visto, leído u oído en algún momento. Por ejemplo:

Foto de Omurden M. Sezgin
- Quieren prohibir los coches diésel y gasolina.
- Cuñado: ¡pero si los eléctricos contaminan más por la fabricación de la batería!

- Mi móvil va muy lento últimamente.
- Cuñado: eso es que tienes un virus.

- Estoy acatarrado
- Cuñado: toma antibióticos.

Etcétera.

Este comportamiento me recordó el experimento mental de la habitación china formulado por John Searle en 1980:

Searle [...] se imaginaba a sí mismo desempeñando el papel de un computador que está programado para responder preguntas sobre una historieta. El elemento crucial en la explicación de Searle es que tanto la historieta, como las preguntas, como los outputs de Searle, están en chino, un lenguaje que él no entiende. Él es capaz de «responder» a las preguntas solamente porque, junto con los símbolos chinos que contienen la historieta y las preguntas, ha recibido reglas enunciadas en inglés que le dicen cómo producir nuevas ristras de símbolos dependiendo de las ristras que encuentra en la historieta y en las listas de preguntas. Todo el asunto está diseñado tan inteligentemente que, mientras que Searle creía que estaba sólo manipulando símbolos y no sabía que está respondiendo a preguntas en chino sobre una historieta en chino, de hecho estaba produciendo un output perfectamente coherente que los hablantes nativos del chino considerarían auténtico.
Searle mantenía que en este experimento él se estaría comportando como alguien que entendiese chino cuando, en realidad, es una lengua que no comprende. Se limita, sencillamente, a seguir unas reglas para procesar las preguntas y producir las respuestas. Da el pego, pero no hay conocimiento real.

Un cuñado obra de igual manera: para cada aseveración produce una réplica (habitualmente la misma) en sentido contrario. Siendo así no parece difícil replicar un cuñado con un programa informático que responda siempre lo mismo ante ciertas afirmaciones. Convendrán conmigo en que un programa así no puede calificarse de inteligente. No entiende las frases de entrada ni las respuestas, simplemente lleva a cabo conjunto de instrucciones para buscar en una base de datos una contestación. ¿Podríamos distinguir a un cuñado de carne y hueso de un programa así mediante un test de Turing?

Igual que el programa, el cuñado en realidad no entiende las respuestas que da. No sabe en qué se basan, qué razonamientos o datos hay tras ellas o en qué contextos son ciertas, ni cuáles son sus matices o puntos débiles. Todo lo juega al naipe de la autoridad de su fuente, la cual probablemente haya olvidado.

Continuará.