«Acostado sobre el piso traigo las rodillas al pecho y las abrazo. Tomo aire, y exhalando la nariz entre las rodillas. Las manos en la nuca, bajo con calma los pies, saco todo el aire. Estiro la pierna derecha, jalo el talón y lo llevo lo más lejos posible. Bajo al piso. Estiro la izquierda, el talón lejos... bajo con calma. Ahora levanto los dos talones y los jalo lejos... más lejos... y con calma bajo. Los talones al ras de mis hombros, levanto el coxis y lo jalo hacia arriba. Levanto el torso, tomo mi cuello con las manos sin entrelazar y lo deslizo hasta la nuca. Bajo la cabeza lentamente, conservando mi centro. Respiro... Al apoyar la cabeza saco todo el aire. Coloco los brazos a mis costados, con las palmas hacia arriba, y jalo sutilmente con las manos hacia los pies para separar los hombros de las orejas.
Relajo todos los músculos... Savasana es la postura más importante de la clase. Voy a dejarme derretir en el piso... Centro la atención en la respiración. Que sea una respiración silenciosa, pausada... Dejo que la respiración regrese a su estado natural... Una respiración que por su propia naturaleza incita a la tranquilidad.
Siento con claridad cómo en cada exhalación el cuerpo se va relajando más y más... Cada vez que la mente se distraiga yo traigo la atención a la respiración, y me percato de ese fugaz instante en el que la inhalación se convierte en exhalación, y la exhalación en inhalación.
Reviso la calidad de mi relajación... Perfecciono la postura... Me olvido de todo, y de todos... Simplemente confío... Regreso a mi estado más natural en todos los sentidos.... Eso es confiar en la naturaleza. Confío... Confío en que todo va a salir bien... Practico la tranquilidad...
Disfruto profundamente de este momento... Siento una gran comodidad en dejarme fluir... No fuerzo situaciones, suelto el control... Relajo el cuerpo... relajo las emociones... dejo que mi respiración también se relaje... Relajo mi vida...
Permanezco un momento más en estado de relajación profunda... Permanezco conectado con todo lo que sucede internamente... Y siento cómo todo se expande... Expando la tranquilidad...
Muevo gradualmente los dedos de las manos y los dedos de los pies. Regreso poco a poco. Giro los pies hacia dentro y hacia fuera... adentro y afuera... noto cómo el movimiento involucra a la pelvis... adentro y afuera... Junto mis piernas, arrastro los brazos por el piso hacia arriba, entrelazo las manos, apunto, me alargo lo más posible... Flexiono mis piernas, tomo aire y traigo las rodillas al pecho. Sensitivamente, al exhalar la nariz entre las rodillas. Bajo la cabeza al piso, cruzo mis piernas y me impulso hacia adelante.
Respiro profundo. Ahora que la mente está tranquila es mucho más fácil ver cuál es mi prioridad, hacia dónde necesito la energía en este momento de mi vida. Paso la energía de una mano hacia la otra y la dirijo hacia mi prioridad... Voy con calma hacia adelante... Me acerco más a mí mismo... Establezco una complicidad conmigo...
Namasté.»
Alejandro Maldonado.