lunes, 10 de septiembre de 2018

Mi carro

Mi primer coche fue un Peugeot 605 de segunda mano. Era enorme y gastaba muchísima gasolina pero me gustaba. Cuando entraba al garaje y lo veía su diseño me impresionaba. Al ser la primera montura después de obtener el carnet ocurrió lo esperable, a saber, que se llevó unos cuantos golpes y rozaduras. Su final llegó cuando una parte del motor se rajó y empezó a perder agua, lo que derivó en sobrecalentamientos y su viaje final al desguace.

Foto de Seth Stoll
Fue entonces cuando compré un coche nuevo por primera vez. Como buen maximizador recogí información de todos los modelos que me interesaban para compararlos y visité decenas de concesionarios para obtener la mejor oferta posible. Ha pasado casi una década y puedo decir que estoy satisfecho con la compra que hice pero mi vida y mi circunstancia han cambiado y toca repetir el proceso. Aquella vez buscaba un coche pequeño y barato que usaría poco; ahora pretendo un automóvil que sea cómodo para hacer viajes largos por carretera con cierta frecuencia. Como todo hijo de vecino, mi objetivo es conseguir lo que busco a un buen precio y manteniendo los costes de operación (consumo, seguro, mantenimiento) lo más bajos posibles.

Lo primero que he observado al empezar mi investigación actual es que los coches ahora son, en general, más grandes, hasta el punto de que las longitudes propias del segmento B son las que pertenecían al segmento C hace diez años. Esto (y lo siguiente que mencionaremos) ha traído consigo la progresiva desaparición de las carrocerías de tres puertas, siendo el Volkswagen Golf uno de los pocos que aún queda con esa opción.

Los vehículos actuales también son más anchos y altos, siendo el SUV el diseño de moda, un acrónimo que, hasta hace bien poco, solo conocía por haber visto series americanas en versión original. ¿A qué podría deberse esta moda? Creo que es imposible saberlo a ciencia cierta pero podemos especular:

¿Por qué la gente apuesta más por ellos? Lo comentábamos ya en nuestros consejos para comprar SUV. Cuando la gente daba el salto de un coche pequeño por necesidades de espacio, solía apostar por una berlina, con más espacio interior y maletero. Cayeron en desgracia cuando en los años 90 surgieron los monovolúmenes compactos, que ofrecían en un espacio contenido una mayor altura, con una posición de conducción más elevada y natural, más modularidad interior, amplios maleteros… Perfectos para una familia con no demasiados miembros.
Pero, por más los diseñadores lo intentaron, no consiguieron ralizar (sic) coches atractivos. La única solución para tener un coche alto con una estética más agraciada eran las carrocerías todoterreno. Perdieron sus capacidades offroad y cada vez más son coches enfocados al asfalto. El conductor mantiene una visión de la carretera por encima del resto de usuarios y los SUV le otorgan ese aire aventurero y ese estatus de “coche superior” que no le daban las berlinas y monovolúmenes compacto, a pesar de perder habitabilidad y maletero.
El sociólogo francés Yoann Demoli comparte algunas de estas apreciaciones (la señal social de tener un coche superior) y añade otras, tales como la expansión en altura como continuación natural de la expansión en longitud, nuestra relación con el espacio cuando vivimos en suburbios y urbanizaciones espaciosas alejadas del centro de la ciudad, así como la sensación de seguridad que proporciona un coche más grande.

Mi conjetura es que el diseño SUV encarna el envejecimiento de la población. Es más fácil transportar a uno o varios niños y sus aparejos en un coche espacioso, a la vez que la altura y las cinco puertas de este diseño hace más sencillo subirse y bajarse a las personas con movilidad reducida como los ancianos. En cualquier caso, sean cuales sean las razones detrás de la moda SUV lo cierto es que a mí es un diseño que no me gusta y prefiero vehículos compactos, lo cual significa, una vez más, que nado contra la corriente del mercado.

Puede que los coches hayan cambiado durante la última década pero el proceso de venta no lo ha hecho. Comprar un coche es un viaje hacia atrás en el tiempo, hacia la época anterior a Amazon, aquella en la que había que ir físicamente comercio por comercio y regatear con los vendedores para obtener el producto deseado al mejor precio. Por lo que yo sé, Tesla es el único fabricante cuyos vehículos pueden comprarse vía web. El resto de marcas simplemente ofrece información de sus modelos y configuradores cuyos precios poco tienen que ver con la realidad. Ford mantiene una supuesta tienda en línea cuya única función es remitirte a un concesionario a preguntar por el coche que has buscado.

¿Por qué Amazon no vende coches (todavía)? De nuevo, podemos especular, señalando aspectos legales, problemas de logística, los viajes de prueba, la entrega de vehículos usados y otras razones posibles. Clicars intenta cubrir este vacío (incluso se encarga de tu coche usado) pero no vende vehículos nuevos.

Tampoco hay todavía buenos comparadores de precios, sitios similares a Booking pero dedicados a la venta de coches nuevos. Existen algunos portales que buscan asemejarse pero se quedan lejos, ya que la información sobre modelos y equipamientos no siempre está actualizada, las configuración de equipamiento extra es escasa o nula, y siempre es necesario dar nuestros datos para obtener la oferta, pues por lo que parece simplemente se encargan de que los concesionarios se pongan en contacto con nosotros.

Así pues, hasta que llegue el día en que podamos comprar coches como compramos ordenadores no queda sino sufrir el método antiguo y, por consiguiente, luchar con esa fauna sinvergüenza que toda la vida han sido conocidos como vendedores y ahora hace llamarse «asesores comerciales». Mis desventuras con esta jarca merece su propio artículo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario