Hay quien confía en su instinto para decidir y le va bien. Por desgracia para mí, yo no tengo ningún sexto sentido y no me fío en absoluto de mis corazonadas por lo que prefiero basarme en números. El sistema que voy a mostrar consiste, a grandes rangos, en encontrar una ecuación cuyo resultado muestre cual es la mejor elección. Como beneficio adicional, en el proceso entenderemos por qué los números no son hechos fríos y objetivos.
Quizá mi sistema les parezca excesivamente laborioso pero, en realidad, no es más que la versión rigurosa de lo que la mayoría hacemos: ver las alternativas a nuestra disposición y compararlas. Si no están interesados en los detalles, he aquí la versión resumida:
$$puntos = {a1 \cdot a2 \cdot ... \cdot aN \over b1 \cdot b2 \cdot ... \cdot bN}$$
donde a1, a2... aN son las características que cuanto mayores sean, mejor (por ejemplo, espacio en el maletero, nivel de equipamiento, etcétera), y b1, b2... bN son aquellas que cuanto mayores sean, peor (por ejemplo, el precio). Así pues, dados estos tres coches:
Coche | CV | Maletero | Precio |
---|---|---|---|
Coche 1 | 120 | 380 | 15000 |
Coche 2 | 130 | 370 | 15500 |
Coche 3 | 129 | 400 | 18000 |
calculamos sus puntuaciones respectivas
Coche | Puntuación |
---|---|
Coche 1 | 120*380/15000 = 3.04 |
Coche 2 | 130*370/15500 = 3.10 |
Coche 3 | 129*400/18000 = 2.86 |
y concluimos que el coche 2 es el mejor. Si quieren saber por qué esto es así (¿por qué multiplicar en lugar de sumar?) y cómo puede mejorarse (¿qué pasa si unas características nos importan más que otras?) sigan leyendo.
Entremos en materia recordando nuestro objetivo: encontrar el coche perfecto. Para ello, lo primero que debemos hacer es definir qué entendemos por «perfecto». Como definición de trabajo, diremos que el coche perfecto es aquel que satisface todas nuestras necesidades. De esta definición se deduce que «perfecto» tiene significados distintos para cada persona, pues cada individuo (o el mismo individuo en momentos distintos) tiene necesidades diferentes. Por ejemplo, cuando compré mi primer coche mi definición de perfección incluía cualidades tales como «barato», «pequeño», «seguro» y «eficiente». Ahora mismo, sin embargo, además de seguro ha de ser espacioso, tener cierto nivel de equipamiento, poseer cierta potencia para viajar cómo por la carretera y mostrar una excelente relación calidad-precio.
Una vez aclarado lo que entendemos por «perfecto» lo siguiente es conocer nuestros gustos y preferencias para poder reducir el espacio de búsqueda. No es un paso estrictamente necesario, pues teóricamente podemos reunir información de todas las opciones que hay y compararlas, pero esto tiene algunas desventajas. En primer lugar, cuantas más alternativas podamos descartar de entrada menos tardaremos en recopilar los datos necesarios. Por otra parte, para que las comparaciones sean justas hay que hacerlo entre iguales, esto es, comparar «manzanas con manzanas» y no «manzanas con naranjas». De no hacerlo así corremos el riesgo de bloquearnos al no poder decidir entre alternativas que no son comparables. Por ejemplo, supongamos que nuestra ecuación muestra que los tres mejores automóviles son un compacto blanco, un SUV negro y una berlina con cambio automático. Si todos tienen la misma puntuación y no tenemos preferencia por un color, carrocería o tipo de transmisión ¿cómo deshacer el empate?
En mi caso, tenía claro que quería un coche compacto, lo que deja fuera gran parte de la oferta de automóviles actual (SUVs, coches con carrocería familiar, todoterrenos, etcétera). Tampoco he dudado acerca de qué tipo de combustible usar (gasolina) ni el tipo de transmisión (manual). Finalmente, he circunscrito mi búsqueda a vehículos de entre cien y doscientos caballos de potencia.
Estas restricciones han reducido el conjunto de opciones a explorar a poco más de cien coches. Una lista tan larga tiene como ventaja que las conclusiones que extraigamos del análisis de datos serán más fiables. Como contrapartida, nos llevará más tiempo y energía reunir todos esos datos que si nuestra búsqueda fuera aún más restringida.
Es de obligado cumplimiento explicar cómo se han obtenido los datos. Para confeccionar nuestra pequeña base de datos (la pueden descargar aquí) he visitado las páginas web de cada marca y registrado los modelos disponibles del segmento C con motores de gasolina, caja de cambio manual, potencia entre cien y doscientos caballos y carrocería hatchback de cinco puertas.
Para los datos de equipamiento y dimensiones me he basado en la información disponible en www.km77.com (aplicando las correcciones oportunas según la información oficial en algunos casos). Para calcular el precio del seguro he usado www.arpem.com. Los datos de prestaciones han sido obtenidos de la página del fabricante. Cuando no estaban disponibles, he usado los de www.km77.com y, cuando aquí tampoco aparecían, los de www.cochesyconcesionarios.com.
Para cada vehículo he grabado dos precios. Uno es el precio de venta recomendado en la página web de la marca, sin descuentos. El otro es la oferta que (en teoría) puede encontrarse en concesionarios según la página www.cochesyconcesionarios.com entregando un coche usado. Cuando era inferior he usado el precio recibido a través de www.carnovo.com, un servicio recién descubierto por mi parte que permite obtener gratuitamente ofertas de concesionarios oficiales.
Continuará.
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