domingo, 23 de enero de 2011

Deberialandia

Un amigo me hizo llegar un artículo con el siguiente titular:
«La inteligencia es mayor si eres guapo»
La fuente original parecer ser ésta, un estudio de Satoshi Kanazawa.

Este cúmulo de despropósitos es demasiado habitual. Por un lado, los periodistas hacen bastante mal su trabajo. Como es costumbre en estos casos, solo se publican las conclusiones de un estudio por sus jugosas conclusiones, sin contrastar ni verificar ni el método ni los datos. Peor aún es el tono de convicción del periodista: «se sabe que esto no es cierto y ahora hay un estudio científico que lo demuestra». Lo cierto es que muy poco puede probar un único estudio de este tipo.

Por otro lado, el trabajo de Kanazawa tampoco me parece muy bueno. Los métodos usados para medir el atractivo físico se me antojan, cuanto menos, dudosos: la persona es calificada subjetivamente por un único entrevistador. La muestra, aunque amplia, podría no ser válida: en el mundo hay miles de millones de personas que no son anglosajones que viven en sociedades industrializadas. Pero el error más grave, a mi entender, es asumir que la inteligencia es algo que podemos medir actualmente de forma fiable y universal. El cociente intelectual es una herramienta inútil para ello; es como utilizar un martillo para cortar tablones. (Parece que los humanos no empecinamos en usar alguna forma de medir, por mala que sea. En el mundo financiero, por ejemplo, tenemos CAPM y la ecuación de Black-Scholes, a las que se podría culpar -al menos en parte- de la crisis económica de 2008).

Juntas conocimiento incompleto con un mal trabajo y el resultado es otra idea falsa que añadir a la lista. Y luego, a ver cómo la sacas del «saber popular». Dado lo difícil que es corregir un aprendizaje incorrecto, más valdría esforzarse en prevenir que este tipo de cosas lleguen a millones de personas con tanta facilidad y frecuencia (me queda el consuelo de que pocos son los que leen, y menos aún los que van a la sección de «ciencia»).

Dudo que esté exagerando. Como escribí la última vez, creo que en lo pequeño y en lo grande debemos obrar bien. Eso incluye hacer todos nuestro trabajo lo mejor posible. Pero claro, «no vivimos en debería-landia».