«Da igual que escribas cinco párrafos para un blog, un artículo para una revista profesional o un poema para un grupo de lectura. Pero escribe. Lo que escribas no tiene por qué ser perfecto; sólo tiene que aportar alguna pequeña observación acerca de tu mundo.»
Foto de Charles Jeffrey Danoff |
«Escribir le permite a uno recobrar la perspectiva, plantear y resolver correctamente los problemas —observa Gawande —. Incluso despotricar con furia desbocada permite al escritor llegar a cierto nivel de reflexión». Richard Wiseman apunta en su guía de autoayuda basada en investigaciones psicológicas que escribir sobre experiencias traumáticas es más útil que hablar acerca de las mismas:
«Desde una perspectiva psicológica, hablar y escribir son dos cosas muy distintas. Hablar, a veces, es una actividad poco estructurada, desorganizada, incluso caótica. Por el contrario, escribir ayuda a la creación de un argumento y una estrucutra que ayudan a dar sentido a lo sucedido y nos dirigen a una solución. En resumen, hablar puede añadir confusión, mientras que escribir proporciona un enfoque más sistemático, más centrado en la solución.»Además de eso, Wiseman asegura que algunos tipo de escritura –como la escritura afectiva– pueden ayudarnos a elevar el ánimo y hacernos sentir más felices en el día a día. Para ello ofrece un diario poco convencional basado en expresar gratitud, pensar en un futuro perfecto y en revivir experiencias maravillosas o recordar las pequeñas cosas que nos hayan salido bien últimamente.
Una vez hayan escrito algo, por favor compártanlo. Tal vez no todo, tal vez no con todos. Tal vez no siempre. Pero compartan. Citando de nuevo a Gawande:
«No hay que subestimar el efecto de la contribución que uno pueda hacer, por modesta que sea. […] Mediante el procedimiento de solicitar modestas contribuciones a la mayoría, hemos creado una reserva de saber colectivo mucho más poderosa de la que podría haber desarrollado un individuo cualquiera. Y esto es tan cierto fuera del ámbito de la ciencia como dentro de ella.Quizá piensen que no vale la pena el esfuerzo porque muy pocas personas lo leerán, o que aquello que puedan decir no le interesa a nadie, pero esa sería una suposición precipitada. Ateniéndonos a la opinión de Jeff Atwood, autor de un exitoso blog sobre programación, nuestras palabras siempre pueden ser interesante para alguien:
[...] Lo más importante de todo es que al compartir nuestras reflexiones con un público, aunque sea pequeño, entramos a formar parte de un universo más amplio. Si uno aporta unas pocas reflexiones a un boletín informativo, empezará a preguntarse con nerviosismo: ¿Tomará nota la gente? ¿Qué pensarán? ¿Habré dicho alguna tontería? Un público es una comunidad. La palabra impresa es una declaración de pertentencia a esa comunidad y también una manifestación de la voluntad de contribuir a ella con algo significativo.»
«This is not to say we should fill the world with noise on every mundane aspect of our existence. But who decides what is mundane? Who decides what is interesting? Everything's interesting to someone, even if that someone is only you and a few other people in the world.»De manera que, en caso de duda, hagan públicos sus textos (ibídem):
«We live in a world of infinitely searchable micro-content, and every contribution, however small, enriches all of us. But more selfishly, if you're interested in deriving maximum benefit from your work, there's no substitute for making it public and findable. Obscurity sucks. But obscurity by choice is irrational. When in doubt, make it public.»Al hacerlo estarán maximizando el valor de sus pulsaciones en el teclado. No dejen que las lecciones aprendidas a lo largo de su vida permanezcan ignotas, sin publicar. Su experiencia puede serle útil a otros.
Así que adelante, escriban algo y propálenlo. Hoy mismo; para qué esperar. Corran.
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