domingo, 6 de noviembre de 2011

You’ll never walk alone... or will you?

Una amiga escribía en Facebook:
«Cuando más necesitas a las personas es cuando te das cuenta de lo solo que estás. La gente está demasiado ocupada con sus propias vidas como para preocuparse de la de los demás.»
Foto de Jonath
He oído esa queja a menudo. Yo mismo pensaba que somos incapaces de oír un grito de auxilio aunque nos lo peguen directamente en la oreja. Reconozco ahora que no es justo pensar así. ¿Has probado a pedir ayuda explícitamente? Hazlo. Al parecer subestimamos la disposición de los demás a apoyarnos.

Hay quien piensa que un amigo es alguien capaz de darse cuenta él solo de que estás mal y de auxiliarte en ese caso. Pero nadie es adivino ni telépata, y nuestras teorías personales sobre cómo actúan los amigos no tienen por qué ser compartidas por los demás. Es posible que tengas cerca a alguien dispuesto a echarte una mano pero que solo intervendrá si se lo pides, porque no quiere entrometerse. A veces las personas de tu alrededor optan por mantener la distancia porque piensan que es lo mejor para ti.

En ocasiones lo que ocurre en realidad es que no recibimos el tipo de ayuda que queremos, o de la forma o de la persona que nos gustaría. No por ello podemos tachar a todo el mundo de egoísta o falto de empatía. Puede que estemos ignorando los esfuerzos de quienes realmente se preocupan por nosotros y siempre han estado allí, como (en mi caso) los padres. Obviarlos tal vez equivalga a despreciarlos.

Quizá se trate de un caso de ver  la viga en el ojo ajeno. Cuando tú te sientes bien ¿te preocupas por los demás? ¿Y si esa gente no te hace caso ahora porque también está sufriendo y te necesita? En lugar de quedarnos cada uno en una habitación aderezando la soledad propia con lágrimas ¿no sería mejor ayudarnos mutuamente?

Pero el error más grande aquí es, bajo mi punto de vista, asumir que los demás están ahí para nosotros. No es así. Cada persona es un fin en sí mismo, no un bote de bálsamo para nuestras emociones. No creo que podamos «acusar» a alguien de vivir su vida. Sí, pienso que todos deberíamos ayudar a los demás porque es lo moralmente correcto, pero es una de esas cosas que deben salir de dentro de cada uno. Dudo que podamos pedir a nuestra gente que rinda cuentas por un comportamiento que no se ajusta a lo que consideramos como bueno.

Suelo decir que cada uno se amarga la vida como quiere. Regodearse con pensamientos distorsionados como los que abren este artículo son estupendos para ello. ¿Por qué dejar que la realidad nos estropee un buen drama?

No hay comentarios:

Publicar un comentario