miércoles, 23 de noviembre de 2011

I want... stop thinking about it

El otro día, como aficionado a la psicología, me llamó la atención un artículo sobre la psicopatía en el que afirman que entre el uno y el dos por ciento de la población española podría encajar con el perfil. Eso no me resulta demasiado extraño ya que la sociedad en la que vivimos se encarga de fabricar más y mejores psicópatas que antaño. Esto no quiere decir que vayan matando por ahí a diestro y siniestro; son personas completamente integradas pero que no sienten ni padecen demasiado.

Dentro del sistema desarrollado por Robert Hare (denominado PCL-R) hay algunos rasgos -que también comenta el artículo- con los que cualquiera nos podríamos identificar, como la locuacidad y encanto superficial, necesidad de estimulación y tendencia al aburrimiento, impulsividad, insensibilidad afectiva y ausencia de empatía. Por supuesto hay otros más extremos con los que no encajaría cualquiera en la definición, pero se podría decir que todos tenemos a un pequeño psicópata dentro.

Esta es una coña que mantengo con una amiga, a la que llamaremos Luisa, en la que yo afirmo que ella tiene algo de psicópata. Luisa por supuesto se indigna, pero en realidad sólo lo considero así porque simplemente parece darle la importancia que merece a cada cosa, ni más ni menos.

Está claro que ni ella ni el 99% restante lo somos. Tenemos inteligencia interpersonal, por eso somos capaces de empatizar, aunque para ello previamente hayas tenido que observar el sufrimiento infligido a otra persona por tus propios actos, conscientes o inconscientes. Según el modelo de inteligencias múltiples de Howard Gardner, también tenemos inteligencia intrapersonal, a través de la cual conocemos e interpretamos nuestros propios sentimientos.

Lo difícil es usar ambas a la vez de forma correcta, ya que aunque a priori parezca sencillo, no suele serlo, al menos para mí. El problema es cuando se mezclan sentimientos ajenos y propios con nuestras expectativas, transformándose en un conflicto interno del que es difícil salir. Algunas veces sólo necesitamos dejar de pensar y ser nosotros mismos.




Gracias por todo abuela...

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