lunes, 22 de febrero de 2016

Géminis (y III)

Robert Nozick adujo dos razones más por las que, según él, habría personas que no se conectarían a la máquina de experiencias. Una está relacionada con la búsqueda de significado: la máquina mencionada nos limita a un mundo hecho por el hombre, por lo que estaríamos desconectados de ninguna otra realidad más profunda. La otra, como él mismo escribió, es que

queremos ser de cierta forma, ser un cierto tipo de persona. Alguien que flota en un tanque es una burbuja indeterminada. No existe respuesta a esta pregunta: ¿cómo es aquella persona que ha estado en un tanque durante largo tiempo? ¿Es valiente? ¿Amable? ¿Inteligente? ¿Ingeniosa? ¿Amante? No sólo es difícil decir, sino que no es de ninguna manera. Encadenarse a la máquina es una especie de suicidio. Podría parecerle a alguien, atrapado por una imagen, que nada de lo que somos o parecemos puede importar salvo lo que se ve reflejado en nuestras experiencias. Pero ¿debe ser sorprendente que lo que somos sea importante para nosotros? ¿Por qué debemos preocuparnos únicamente de cómo pasar nuestro tiempo, y no de qué somos?
Algunas personas (entre las que me incluyo) no solo quieren ser cierto tipo de persona sino que dan importancia a la forma en que llegan a serla. Para articular mi argumentación al respecto permítanme antes hacer una breve digresión sobre un concepto llamado contrafreeloading.

Foto de Terence Faircloth

El contrafreelaoding es un término acuñado por el psicólogo de animales Glen Jensen que se refiere al hecho de que muchos animales prefieren ganarse la comida en lugar de obtenerla sin ningún esfuerzo:

Jensen descubrió (y numerosos experimentos posteriores lo han confirmado) que muchos animales (como peces, pájaros, jerbos, ratas, ratones, monos y chimpancés) tienden a preferir un acceso más complicado e indirecto a la comida que los atajos más directos. Es decir, incluso cuando los peces, pájaros, jerbos, ratas, ratones, monos y chimpancés no tienen que esforzarse demasiado, suelen preferir ganarse la comida. De hecho, entre todos los animales con los que se ha experimentado hasta ahora, la única especie que prefiere la opción comodona es el gato, que exhibe una racionalidad encomiable.
¿Está el ser humano incluido en ese grupo de animales que prefieren ganarse la comida? El fracaso de un preparado para tartas de la década de 1950 sugiere que :

In the 1950s, General Mills launched a line of cake mixes under the famous Betty Crocker brand. The cake mixes included all the dry ingredients in the package, plus milk and eggs in powdered form. All you needed was to add water, mix it all together, and stick the pan in the oven. For busy homemakers, it saved time and effort, and the recipe was virtually error free. General Mills had a sure winner on its hands.

Or so it thought. Despite the many benefits of the new product, it did not sell well. Even the iconic and trusted Betty Crocker brand could not convince homemakers to adopt the new product.

[...] Why were consumers resisting it? The short answer: guilt. The psychologists concluded that average American housewives felt bad using the product despite its convenience. It saved so much time and effort when compared with the traditional cake baking routine that they felt they were deceiving their husbands and guests. In fact, the cake tasted so good that people thought women were spending hours baking. Women felt guilty getting more credit than they deserved. So they stopped using the product.

[...] Against all marketing conventional wisdom, General Mills revised the product instead, making it less convenient. The housewife was charged with adding water and a real egg to the ingredients, creating the perception that the powdered egg had been subtracted. General Mills relaunched the new product with the slogan “Add an Egg.” Sales of Betty Crocker instant cake mix soared.
Para un economista racional esta historia no tiene mucho sentido pues, según su punto de vista, las personas escogemos maximizar la recompensa y minimizar el esfuerzo. Sin embargo, vemos que las amas de casa preferían imponerse un costo voluntariamente. ¿Por qué? Quizá porque al mezclar su trabajo con los ingredientes obtenían cierto grado de realización:

Why would such a simple thing have such a large effect? First, doing a little more work made women feel less guilty while still saving time. Also, the extra work meant that women had invested time and effort in the process, creating a sense of ownership. The simple act of replacing the powdered egg with a real egg made the creation of the cake more fulfilling and meaningful. You could even argue that an egg has connotations of life and birth, and that the housewife “gives birth” to her tasty creation. Okay, that may sound a bit far fetched. But you can’t argue that this new approach changed everything.
Por eso decía más arriba que la forma en que llegamos a ser la persona que queremos también cuenta. Es posible que no nos importe solo ser más optimistas o extrovertidos, sino que también queramos conseguirlo a través de nuestro propio esfuerzo. Una droga psicoactiva que nos lleva directamente a la meta puede comprometer la imagen que tenemos de nosotros mismos. Dependiendo del grado en que nos preocupen los medios tanto como los fines podemos pensar que estamos «haciendo trampa», cual deportista que usa esteroides.

Las dos estrellas más brillantes de la constelación de Géminis son Cástor y Pólux. Sus nombres hacen referencia a los Dióscuros, dos héroes de la mitología griega hijos gemelos de Leda. Pólux, al ser hijo de Zeus, estaba destinado a la inmortalidad mientras que Cástor, al tener un padre humano, era mortal. Su mito gira en torno al ciclo de lo mortal y lo inmortal.

En esta serie de artículos yo me he centrado en personalidades contrapuestas experimentadas por un mismo individuo, pero las drogas no siempre nos hacen cambiar hacia el polo opuesto. Una persona alegre que sufre una depresión y comienza a medicarse ve cómo recupera su yo de siempre. De igual manera, hay personas que cuando beben se sienten más ellas mismas. Al igual que toman un café para espabilarse cada mañana, cuando salen con sus amigos toman una copa para avivar sus cualidades ya existentes. Para estas personas su yo drogado no es más que su personalidad en negrita.

Las dudas pueden surgir cuando la droga no conlleva un exceso o superabundancia de algún rasgo de nuestro carácter, sino cuando hace surgir cualidades nuevas u opuestas a las existentes. Es entonces cuando algunos de nosotros empezamos a preguntarnos qué cara de nosotros es real, si vale la pena vivir una ilusión a cambio de aliviar el dolor, si merece la pena renunciar a parte de nuestra autonomía y si somos unos tramposos por elegir el camino fácil. A veces llegas a sentirte un impostor y te planteas cómo de fuertes son los lazos con quienes te rodean. Como ya conté, no todas las relaciones sobreviven a la aparición de la otra cara.

Todas estas dudas pueden llevar a alguien a dejar de beber, como le ocurrió a una amiga mía, pero también pueden llevar a un enfermo a dejar de tomar su medicación. Me temo que la época de los psiquiatras humanistas del estilo de Oliver Sacks, aquellos médicos que hacían las veces de psicólogos y cuyas consultas duraban una hora, comenzó su declive hace décadas. Hoy día, aunque en teoría las enfermedades mentales se consideren parte de una persona que sufre, lo cierto es que la labor de los psiquiatras se ha reducido a los fármacos en sí: qué tomar, en qué cantidad, cómo reacciona el paciente a los efectos secundarios, etcétera. Es como si el trastorno por el que el paciente acude a consulta fuera un mero desequilibro químico que puede solucionarse sin hacer referencia al yo del paciente.

La primera vez que medité sobre todas estas cuestiones mi preocupación principal era saber quién era yo en realidad, si era la persona sobria o la persona intoxicada. Siete años y (literalmente) cientos de libros después, me he dado cuenta de que quizá ese es un falso dilema. ¿Acaso no cabe la posibilidad de que yo sea ambos, de que ambas personalidades sean igual de auténticas? Para responder a ello necesitamos examinar más en profundidad la cuestión del yo, algo que, de nuevo les prometo, haremos en algún momento.

1 comentario:

  1. Simplemente me gustaría decir que me ha enganchado esta "trilogía" de Géminis y espero que más adelante profundices más sobre la cuestión del yo, como dices al final. Por último, qué emotivos recuerdos después de leer el libro "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero".

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