domingo, 23 de octubre de 2011

Mira el lado malo

«¡Qué manía tienes de verlo todo tan positivo!», le espetaba el otro día Ino a su compañero Josué. Según a cuál de los dos le preguntara, el proyecto iba viento en popa o estaba hundiéndose cual Titanic. Mientras que Josué es de los que piensa que el primer paso para solucionar un problema no es reconocerlo, sino negar que haya problema alguno, Ino es capaz de centrarse en la más diminuta mácula y magnificarla hasta ocultar el sol.

Foto de kalyan02
Me pregunto qué se sentirá siendo optimista como Josué, mirando el futuro con esperanza, libre de riesgos, confiando en que todo saldrá bien. Como ya dije, yo me identifico más con las palabras de A. J. Jacobs:
«I see the glass as half empty and the water as teeming with microbes and the rim as smudged and the liquid as evaporating quickly»
Cuando se es así, creo que es importante tomar dicho sentimiento de forma constructiva. El miedo a que algo salga mal puede paralizarnos; ver solo lo malo del mundo acaba por deprimirnos. Pero detectar los problemas es el primer paso para resolverlos, y el desasosiego que nos produce aquello que vemos que está mal quizá nos haga trabajar con más ahínco en la solución. La cuestión es pasar de pensar «todo esto es mierda todo» a pensar «esto es mierda ¿cómo puedo arreglarlo?». El cinturón de seguridad de los coches podría ser un ejemplo. Un pesimista asume que los accidentes ocurren, a veces con consecuencias trágicas. Pero en lugar de renunciar a conducir inventa uno modo de protegerse. Se trataría, pues, de una especie de pesimismo no desesperanzado, según el cual no se asume que todo es inútil y va a salir mal, sino que se tiene en cuenta que algunas cosas quizá salgan mal, y se busca la forma de minimizar el riesgo y avanzar mejorando lo existente.

El pesimista nos recuerda dos lecciones muy importantes. Una es que pueden ocurrirnos cosas realmente malas -como la muerte-, algo que olvidamos a menudo. La otra es que en lugar de gastar nuestra energía en «chuparnos las pollas» por nuestros éxitos, debemos conducirla hacia lo que está mal, pues es eso lo que hay que arreglar. Es nuestra obligación.

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